lunes, 12 de abril de 2010

ARTÍCULO - RECUERDOS EN 8 BITS

Hola de nuevo. Inauguro de forma oficial este blog, abriendo una nueva sección con un artículo, el primero de muchos espero, en el cual expreso mi entusiasmo por los juegos retro y como tal pasión ha ido transcurriendo a través de estos años. Dicho articulo, en realidad lo escribí hace ya un tiempo y también lo podréis encontrar en el blog de un buen amigo, “sigosiendounfriki.blogspot.com”, que os recomiendo visitéis y conozcáis (niños abstenerse, contenido sólo para adultos)

Os dejo ya con mi artículo, al que he titulado “Recuerdos en 8 bits”. Que lo disfrutéis.

Todo comienza una ya lejana tarde, a finales de los 80, cuando tras una visita a unos grandes almacenes, mis padres regresan a casa. Traían consigo dos grandes cajas de cartón ¿Destinatario? Mi hermano ¿Su contenido? Un flamante ordenador AMSTRAD CPC 6128 con unidad de disco y monitor a color. Enseguida instalamos el ordenador en la habitación y entusiasmados nos dispusimos a probarlo, copiando durante horas las interminables líneas de programación que incluía el manual. Lógicamente, a mi no me dejaban poner un dedo encima de la maquina debido a mi corta edad, aunque tampoco pasó mucho tiempo hasta que pude sentarme delante de aquel aparato y disfrutar de los numerosos juegos que pudimos tener a lo largo de aquellos años. Eternamente recordadas serán esas mañanas de Reyes, en las cuales nos poníamos con ansias a probar las nuevas joyas recibidas: aquellos WWF Wrestlemania, Tortugas Ninja, Regreso Al futuro III, Darkman, etc… Buenos tiempos sin duda.


Sin embargo, nada es para siempre en esta vida. Tras algún tiempo fallando, la unidad de disco dejo de funcionar y no cargó ningún juego más. No obstante, pudimos seguir jugando gracias al uso de un magnetófono que utilizábamos para cargar juegos en cinta de cassette. Y sí, es cierto que nos pegábamos no menos de cinco o diez minutos esperando a que el “programita” se cargara, pero poco nos importaba. Es muy curioso observar como los jugadores más jóvenes y no tan jóvenes se impacientan cuando un juego de consola se pega 20 míseros segundos para cargar un nivel y hace pocos años nosotros teníamos que pasar irremediablemente por el largo proceso mencionado. Aún así, lo recordamos con sumo cariño, no se si porque no teníamos otra cosa, o por la nostalgia que nos produce.


Lamentablemente, los años pasan y los humildes ordenadores de 8 bits, entre ellos mi añorado Amstrad, fueron dando paso a sistemas más sofisticados. Primero los ordenadores de 16 bits, y posteriormente el boom de las consolas. Parecía que nunca más volveríamos a saber de esos juegos pixelados que tanto nos habían hecho disfrutar antaño. Sorprendentemente, y gracias a la aparición de Internet, comprobamos atónitos no solo que siguen tanto o más vivos que entonces gracias a la aparición de emuladores y sus correspondientes roms, sino que toda una legión de seguidores, entre los cuales me incluyo, siguen y seguirán disfrutando y descubriendo estas joyas del entretenimiento electrónico durante mucho tiempo.

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