ARTICULO - EL TIEMPO ES ORO ¿O NO? PARTE 2

No pasaron ni diez minutos y ya estaba como loco buscando el viejo magnetófono que teníamos perdido por casa. “Lo encontré” - gritaba efusivamente al poco. Pero claro, aún me quedaban algunos palos que recibir antes de poder jugar de nuevo. Y es que, por mucho magnetófono que tuviera, poco podía hacer si no contaba con el cable necesario para conectarlo al ordenador. Al final me di cuenta, no solo que me faltaba un cable, sino que encima necesitaba varias cosas para que el conjunto estuviera completito. A saber: El magnetófono (conseguido), un cable para conectarlo al ordenador, un alargador o ratero para poder enchufar varios aparatos a la misma toma de corriente, y por supuesto juegos en cinta. Desde luego, todo era fácil de conseguir, incluido las cintas de cassette, puesto que se las podría pedir al vecino, que también contaba con un Amstrad CPC, y copiarlas (si ya se que la piratería está mal, pero a ver, que levante la mano el guapo que no tuviera al menos un juego que no fuera grabado por aquel entonces, ¿eh?) Lógicamente, sería complicado volver a recuperar los juegos que tenía en disco, puesto que estos ya no me servían para nada y buscarlos en cinta se antojaría demasiado complicado, pero bueno, tampoco tenia porque ser esto malo. En realidad, debo reconocer que, con el paso del tiempo, recuperé muchos de los juegos que tenia en disco, no todos los que me hubiera gustado, pero si unos cuantos… y descubrí muchos otros nuevos…

Hasta nunca...

A lo que iba, una vez tenia todo lo mencionado en mi poder, incluyendo varios juegos, uno de ellos original (el Master Of The Universe The Movie, que además ya poseía en disco) me dispuse a probar. Primero leí las instrucciones de carga que venían en el citado juego y tecleo:
Itape
Run”
Aparece el siguiente mensaje:
Press PLAY and then any key

Vale, parece sencillo. Hago lo que me dice y tras aporrear la tecla intro, pulso Play en el magnetófono. Tras un instante, un suave y corto pitido empieza a sonar - Loading “Masters of the universe” - OK, ya solo me quedan segundos para poder ser Heman de nuevo, o eso creía yo. De repente la pantalla se vuelve azul, seguidamente negro, y el silencio reinante da paso a un chirriante sonido (¡ohh, gloria bendita para los oídos!) al tiempo que se van dibujando líneas aleatorias por la pantalla una debajo de otra. - ¿Estará "escacharrao"? Me preguntaba. Para asegurarme, reinicio el ordenador y vuelvo a repetir toda la operación. Y como no, lo mismo vuelve a ocurrir, ruido y unas rayas dibujadas por toda la pantalla. Esta vez decidí ser paciente y esperar unos minutos. Al final me di cuenta que las, en un principio rayas sin forma, eran en realidad la portada del juego, que ahora si aparecía en plena brillantez. A JUGARRRR, como dirían en el Precio Justo ¡pues no, chato! Aun me quedaba espera un buen rato para matar soldados de Skeletor. Vamos, que al final decidí levantarme del asiento y dar vueltas como una impaciente peonza hasta que, por fin, el juego hizo acto de aparición en la pantalla. Resultado: cerca de 10 minutos para jugar, y eso en el mejor de los casos. Lo peor sin duda eran los juegos multicarga, donde cada fase se cargaba individualmente, tras habernos pasado la anterior, y si nos mataban, a rebobinar hasta el principio y volverlo a cargar todo (aunque no nos vamos a engañar, rara vez nos quedaban ganas de volver a esperar otra vez. Directamente apagábamos el ordenador)

La verdad, es que en aquellos tiempos, cuando uno salía del colegio y no se tenia que preocupar de nada más, cuando teníamos tiempo para todo, merendar, ver la tele, jugar al fútbol con los amigos, jugar al ordenador, etc.… uno se acostumbraba a casi todo, y porque no decirlo, los largos tiempos de carga en las cintas de cassette formaban gran parte del encanto que tenían los juegos de entonces. Tal vez hoy en día, donde todo está tan modernizado y automatizado, haciendo todo y yendo a todos lados con prisas, donde cada segundo y cada minuto cuenta, seamos incapaces de volver a pasar por tales tesituras, pero sin duda, será algo que, aquellos que lo vivimos en su época, siempre recordaremos con sumo cariño.

Futbol, Nocilla, Amstrad CPC... ¡Una infancia feliz!