Nos toca en esta ocasión hablar de una compañía que podríamos diferenciarla del resto, Opera Soft, y decimos diferenciar porque, al contrario que las compañías de las que ya hemos hablado en anteriores entradas, esta no era un simple grupo de amigos que creaban con el tiempo una compañía, sino que se encontraba formada por un grupo profesional no solo dedicado a la programación de juegos, sino que también dedicaban tiempo a crear programas varios. Nombres míticos que serán recordados por todos los que vivimos aquella época de una manera especial, como José Antonio Morales, Paco Suárez, Gonzalo “Gonzo” Suárez, Paco Menéndez, Carlos Alberto Díaz, Juan Delcán o el director de la compañía Pedro Ruiz.
El nacimiento de Opera Soft fue consecuencia de la desaparición de Indescomp, entre 1986 y 1987. Poco después ya tendrían su primer juego y primer éxito en el mercado: Livingstone Supongo, grandísimo programa donde controlábamos a un explorador que se aventuraba en la selva, sorteando trampas y enemigos usando diversos objetos y armas, hasta encontrar al doctor que da titulo al juego, Livingstone. Eso sí, el juego era difícil, muy difícil. Pero bueno… eso era muy normal por aquel entonces. De todos modos esto no fue impedimento alguno para su éxito y su posterior lanzamiento en el Reino Unido.
A este primer juego le siguieron nuevos éxitos: Goody, donde encarnábamos a un ladrón cuya misión es robar el banco de España, y Last misión, una aventura espacial. Seguidamente llegaría la obra maestra…
La Abadía del Crimen, considerado por la gran mayoría como el mejor juego de 8 bits de la edad de oro del soft español. Adaptando la novela de Umberto Eco, "El Nombre De La Rosa", este programa, realizado por Paco Menéndez y Juan Delcán, revolucionaria el sector en aquel año, pero si hay una cosa cierta y que es justo reconocer, es que cuando se publicó no tuvo un acogimiento demasiado efusivo, pasando más bien desapercibido, tan acostumbrados como estaban los jugadores a juegos de acción o deportivos, sin necesidad de pensar demasiado, como había que hacer en la abadía. Sin embargo el tiempo coloca cada cosa en su lugar y al poco tiempo el juego empezó a recibir merecidos elogios y aplausos… y es que mire por donde se mire, el juego revolucionaba en todos sus aspectos: El guión y la historia, más elaboradas que nunca; El aspecto gráfico, recreando el detallado interior de un monasterio desde una perspectiva isométrica 3D, y el sistema de juego, donde debíamos investigar, pensando y recogiendo objetos que nos serian necesarios para completar la aventura.
Así, Opera continuó su andadura con la creación de nuevos juegos, esta vez más centrados en el género arcade, con los dificilísimos Mythos y Ulises, ambos ambientados en el mundo mitológico griego, o deportivo, para el que creó una nueva línea, Opera Sports, sello bajo el cual publico Jai Alai, peculiar simulador de Pelota Vasca; Mundial de fútbol, donde se recreaba el mundial Italia 90 (Especial atención merecía la genial secuencia introductoria de este título, donde presenciábamos la ceremonia de apertura del mundial, con la presencia de los 24 equipos y su correspondiente himno) o Golden Basket. Por supuesto, Opera también se apuntaría al carro de las licencias deportivas con Ángel Nieto Pole 500 o Poli Díaz, donde nos poníamos en la piel del potro de Vallecas hasta llegar al mítico enfrentamiento “real” contra Whittaker.
Posteriormente nos toparíamos con Sol Negro, gran juego de acción donde tomábamos el rol de dos hermanos influenciados por una maldición que les impedían coincidir juntos con su apariencia humana normal, siendo transformado uno de ellos en animal según la posición de la luna. Del mismo estilo saldría Mutan Zone, con un aspecto gráfico similar, o Corsarios, típico beatem´up ambientado en la época pirata. Mot, aventura protagonizada por el entrañable monstruo creado por Azpiri, y Livingstone Supongo II, secuela del primer gran éxito de opera y que mejoraba al primero en todos sus aspectos (aunque yo me sigo quedando con el primero, la verdad sea dicha) serían los últimos juegos aparecidos antes de la disolución de Opera, en 1991, cuando todos sus miembros se marcharon, destacando la posterior contribución de Gonzalo Suárez con la creación de Pyro Studios y el desarrollo del famoso juego bélico, a nivel internacional, Commandos.
En el próximo retroreportero finalizaremos nuestro homenaje a la edad de oro con un repaso al resto de compañías que, sin bien no fueron tan importantes, si es cierto que aportaron su granito de arena al mundo del videojuego español. Hasta entonces, ¡Viajeros saludos!
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